La sanidad pública y, por ende, la sociedad española, está sufriendo un duro varapalo debido a las medidas neoliberales empleadas por los políticos corruptos, a costa de nuestra salud. Para ello emplean varias artimañas:
A. Desmantelamiento sanitario hospitalario
Hay dos maneras de hacerlo:
· Light: Llamado modelo Británico o PFI (Iniciativa de financiación privada). Los servicios y personal sanitario serán de gestión pública, el resto, privado. El trato es entregar un dinero público a una constructora en concepto de “canon anual” por la concesión administrativa, además de servicios auxiliares como catering, mantenimiento, limpieza, lavandería, ambulancia…) a cambio, la empresa adjudicataria se encargará de la construcción del hospital
· Heavy: Llamado el modelo PPP (Partenariado público privado) o Alzira, por ser el nombre del primer hospital español con este formato (impulsado por Eduardo Zaplana en 1999), cuya gestión es totalmente privada, incluso la sanitaria.
La comunidad Valenciana es la precursora del modelo “heavy”, construyendo hospitales nuevos, bonitos, lujosos, deslumbrando a la población, en detrimento de los viejos y maltratados hospitales públicos, provocando su progresivo debilitamiento y su mala prensa. Por lo que se valoran mucho más a los hospitales privatizados que a los públicos, “comprando” a los clientes, que dejan de ser pacientes, reduciéndolos a productos rentables, deshumanizando el trato. Nos engatusan con un continente más atractivo, con habitaciones nuevas e individuales, pero cuando el caso se complica, o es costoso, nos derivan a los hospitales públicos: multitransplantes, enfermedades graves, tratamientos caros o experimentales… porque no dan beneficios
Madrid comenzó con el modelo británico por una promesa electoral de Esperanza Aguirre en el 2003, asegurando que haría 11 hospitales en solo ocho años. Los siete primeros siguieron el modelo “Light”, asignando 2.280 millones de euros de inversión entre los años 2004 y 2007. El PP encontró un filón desfalcando más de tres millones de euros en hospitales y centros de salud,según indica la trama Púnica, obligando a cada contratista a abonar en concepto de publicidad "hasta un 1% del presupuesto de cada contrato como mecanismo para desviar fondos públicos a favor del partido"
Todos se inauguraron a tiempo, son los hospitales exprés. En este caso los sanitarios no se quejaron porque no les afectaba directamente, como reconoce Mónica García (anestesista y política) en el programa de Salvados
Los cuatro hospitales restantes, modelo “Heavy”, se edificaron con posterioridad junto con el intento de transformar varios hospitales existentes a este modelo. Aquí es cuando surge el movimiento “Marea blanca”, promovido por los sanitarios, que son los mayores damnificados laboralmente hablando, ya que sus condiciones empeoran:
1. Los interinos dejan de ser funcionarios
2. Bajada de sueldo
3. Peor horario
4. Trabajo por objetivos: Les dan incentivos si en urgencias devuelven a casa al paciente, en vez de ingresarlo, también por potenciar las altas, o por ahorrar el número de pruebas
5. Se les mide los tiempos dedicados por enfermo, más control y presión
6. Recorte de personal sanitario, por ejemplo 34 o 36 pacientes por enfermer@
7. Material inadecuado y de peor calidad, ya que las empresas encargadas de la logística no están especializadas y buscan el coste más bajo
8. Botiquín de medicamentos reducido, utilizándolo lo menos posible, porque corre de su cuenta. Por lo que se prescriben recetas médicas para que lo compre el usuario en la farmacia y el gasto vaya a las arcas públicas y a la ganancia de las farmacéuticas, que en vez de comprar la dosis necesaria, tienen que comprar la caja entera
El objetivo es obtener la máxima rentabilidad de sus recursos, incluido su personal, no lo mejor para el enfermo. Esto repercute en la calidad de la sanidad y conlleva más muertos evitables, según:
“Los hospitales privados tienen mayor mortalidad. La evidencia demuestra que la mortalidad se incrementa al ser atendido en un hospital con ánimo de lucro: un 9,5% en recién nacidos, un 2% en adultos, y un 8% en crónicos”
Los 3 líderes del sector hospitalario son:
1. Quirón: Es propiedad de la multinacional alemana Fresenius, líder en Europa, que se ha visto envuelta por el escándalo al conocerse que se lucró en España con casi 18 millones de euros mediante prácticas corruptas. Fresenius ha tenido que pagar 237 millones de dólares –211,5 millones de euros– al Tesoro de Estados Unidos por sobornar durante años a decenas de médicos en 16 países, uno de ellos España
2. Vithas: 521 millones en 2018, según IDIS. Suma 19 hospitales. Tiene capital 100% español. El grupo inversor catalán Goodgrower (80%) y Caixabank (20%) lo controlan
3. Ribera Salud, con 449 millones. Los accionistas son la estadounidense Centene Corporation (90%), incluida en la lista Fortune de las 500 mayores empresas de Estados Unidos, y Banco Sabadell (10%). En 2019 Centene adquirió a su rival WellCare en una de las grandes operaciones del sector sanitario mundial.
B. Cierre de centros de atención primaria:
Amnistía internacional denuncia el abandono y desmantelamiento de la atención primaria en España, que hace oídos sordos a dichas recomendaciones, sin suficientes recursos humanos, ni materiales, ni medios. Esto se traduce en su debilitamiento, aumento de diagnósticos tardíos y en la desprotección de los más vulnerables: ancianos, enfermos de cáncer y otras enfermedades graves y/o crónicas.
C. Concesiones sanitarias:
Se ceden prestaciones sanitarias públicas a empresas privadas aumentando sus ingresos. Más Madrid denunció la "estafa piramidal" del concierto con la Fundación Jiménez Díaz, que ha provocado unos sobrecostes de más del 40 % en la prestación de los servicios por la derivación de pacientes del sistema sanitario público. Según Más Madrid, en 2015 los costes de la facturación de la Jiménez Díaz son "abusivos" en todos los parámetros analizados, sobre todo en Cirugía Mayor Ambulatoria (+390%), primeras consultas (+42 %) y en la hospitalización (+23%), produciéndose más derivación y captación de pacientes.
Otro claro ejemplo de concesión son las pruebas de resonancias Magnéticas. Ribera Salud Grupo elaboró un plan de crecimiento a nivel nacional, entrando en Erescanner Salud: unión de empresas dedicadas a las resonancias magnéticas, que nació en Valencia y se extendió en Madrid. En la pública solo se hacen resonancias de lunes a viernes por la mañana y en la privada mañana y tarde, haciendo el doble. Si funcionase igual la pública se reducirían las listas de espera, las derivaciones y sus sobrecostes
Marciano Sánchez Bayle, médico pediatra y portavoz de la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP) indica: “Hay una estrategia muy consolidada para que el sector privado siga haciendo negocio” “En la Comunidad de Madrid, cuando se produce algún tipo de citación para pruebas diagnósticas o consultas, llaman a los ciudadanos y les intentan derivar a las privadas; creo que es algo intencionado para descapitalizar al servicio público y favorecer el negocio del sector privado”
Juan Antonio Gómez Liébana, enfermero y portavoz de la Coordinadora Anti-Privatización de la Sanidad Pública (CAS) de Madrid apunta: “Cuando el sistema público deriva una operación a la privada, el sistema privado cobra y el paciente vuelve al público; te deja el paciente para que le hagas tú seguimiento y controles. La privada opera, coge el dinero y echa a correr”
Los políticos argumentan la privatización porque dicen que la sanidad es ruinosa, y así ahorran. Si fuese cierto, entonces por qué:
1. Nunca muestran datos económicos fiables que lo demuestren
2. Las empresas privadas quieren entrar en el “negocio” de la sanidad pública
3. Varias empresas que se encarga de estos hospitales, como Ribera Salud, se declaran en quiebra y las tienen que rescatar el estado, pero sacan otro concurso público, y vuelven a ganar. Si no fuese lucrativo, no se presentarían de nuevo
4. Siempre emplean el eufemismo “externalización”, en vez de “privatización”. ¿Qué quieren esconder?
5. Si de verdad quieren ahorra, por qué no evitan el despilfarro sanitario, como, por ejemplo, el abandonado hospital Puerta de Hierro, que cuesta a los madrileños 800.000 €/año desde el 2009 estando cerrado, o el excesivo gasto farmacéutico
Más bien parece que el privatizar reporta pingues beneficios para unos pocos como:
1. Los políticos y sus puertas giratorias: Ya dijo el exconsejero de sanidad de la comunidad de Madrid Juan José Güemes que “la sanidad es un gran negocio”, incluido para él. Ya que le hicieron consejero de la empresa que se encargaba de los análisis clínicos que él mismo privatizó, aunque tuvo que dimitir por el escándalo.
· También en la Comunidad Valenciana existe el caso de Manuel Marín, nombrado comisionado de la Conselleria de Sanitat en la comarca de La Ribera. Se dedicó a fiscalizar a la empresa adjudicataria de la atención sanitaria, que es la misma que lo contrató como director del departamento de salud siete años después
· Otro ejemplo fue Antonio Burgueño, un gestor de sanidad privada al frente de hospitales públicos, director médico de Adeslas e ideólogo del modelo privatizador de la sanidad valenciana y que se trasladó a Madrid, asesorando a Capio para poner en pie el hospital de Valdemoro, que está inspirado en el proyecto de Alzira
2. Amigos o familiares de políticos, como la hija de Antonio Burgueño, a quien la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, había encargado la coordinación del sector sanitario ante la crisis de los geriátricos por la pandemia, la llamada “Operación Bicho”. El resultado fue una gestión nefasta, con personal sin experiencia, poco profesional y falta de planificación: En tan solo 12 días hubo más de 4.200 muertos en condiciones inhumanas dentro de las residencias de ancianos:
https://www.podiumpodcast.com/la-teoria-del-parentesis/
3. La mayoría del dinero va a parar a constructoras, bancos o fondos buitres y farmacéuticas… generando una gran deuda, demostrando que es insostenible la sanidad pública, engañándonos para hacernos creer que el problema es la solución. Pero lo que es insostenible es mantener a éstos ladrones
4. Aseguradoras, aumentando el número de seguros de salud privados debido a la saturación y desconfianza de la sanidad pública
Michael Robinson contó como vivió en sus propias carnes la estafa de la sanidad privada. Le detectaron un cáncer incurable y el seguro privado le pedió 14.000€ al mes para su tratamiento, cuya duración podría ser de un año hasta cinco. Cuando su mujer le preguntó cómo iban a pagarlo, él contestó: "Intentaré morirme cuanto antes para que no te quedes en bolas".
https://www.elplural.com/comunicacion/protagonistas/michael-robinson-afirmo-espejo-publico-ofrecieron-tratamiento-cancer-14000-euros-mes_238792102
La sanidad española tiene 19 sanidades diferentes, una por cada comunidad autónoma, pero nuestro impuesto es general, y cada comunidad recibe su partida. Tendríamos que unificarlas para que no mercadeen con ella y que no haya desigualdades entre comunidades
Soluciones:
1. Derogar la ley 15/97 que permite que el dinero público vaya a manos privadas
2. Controlar dónde se invierte el dinero en cada comunidad. No se trata de quitar transferencias autonómicas, sino de solventar irregularidades y corrupciones
Los políticos están para gestionar, y si no saben gestionar la sanidad, y trasladan su responsabilidad a otras manos, dejan de hacer sus funciones, y son suplidos por nuevos gestores, que, como dicen los sanitarios que trabajan ahí, “hay más gente con corbata que con bata”, y que también hay que mantener, duplicando los gastos.
La sanidad pública es una inversión nacional, ya que sana a personas enfermas y las devuelve al terreno activo, causando un bien al país, con ciudadanos más saludables y ahorrando dinero a los contribuyentes; frente a la privada, que es una inversión cuya finalidad es el enriquecimiento de los accionistas. La privada pide dinero y la pública paciencia. Prueba de ello fue el covid, que puso de manifiesto el desmantelamiento de las UCIS, de las camas por habitante y la saturación de las urgencias. Aprovechándose de esta desgracia los hospitales privados, obteniendo más de 19 millones de euros sólo en Madrid:
No entiendo la mentalidad cortoplacista de estos politicuchos, que por su ambición, no se dan cuenta que algún día ellos o algún familiar tendrá que utilizar estos servicios. Así que, por el bien de todos, porque antes o después nos tocará pasar por algún hospital, debemos defender nuestra sanidad pública, para que todo el mundo tenga la oportunidad de sanarse, no sólo los más privilegiados
En memoria de mi madre y de aquellos sanitarios que la trataron en un hospital público, porque comprobé como peleaban con uñas y dientes para curar a los enfermos, pese a la escasez de sus medios y a la precariedad diaria. Para que su labor no sea una heroicidad, sino un trabajo cotidiano con todos los recursos a su alcance, sin sobreesfuerzos y con las condiciones más óptimas. No nos quedemos sólo en los aplausos de las 8 de la tarde. Se lo debemos